(Lectura crítica de la realidad educativa a la luz del libro “Miedo y Osadía de Paulo Freire e Ira Shor)
1. A manera de introducción
La
educación boliviana atraviesa una de las etapas más trascendentales de su
historia, por primera vez el país cuenta con verdaderas políticas
transformadoras que impulsan la construcción de un modelo educativo acorde a la
realidad, necesidades, problemáticas, potencialidades y características
socioculturales del Estado Plurinacional. De esa manera, el telón pone punto
final al extenso drama de una educación occidentalizada, colonizante y
desarraigada para dar paso a un nuevo escenario educativo prometedor que
pretende responder a las necesidades, intereses, expectativas y problemáticas
irresueltas por los anteriores modelos educativos.
Si
en el pasado los grandes ideales educativos de Simón Rodríguez, la añorada
creación de la pedagogía nacional de Franz Tamayo, la revolucionaria Escuela Ayllu
Warisata de Elizardo Pérez y tantos otros fueron frustrados por la oligarquía
colonial, hoy la realidad nacional ofrece un escenario propicio para concretar
el anhelo ancestral de una educación propia de las bolivianas y bolivianos. En
este entendido, la concreción y consolidación del Modelo Educativo
Sociocomunitario Productivo constituye un gran desafío para los actuales actores
educativos.
Hoy,
como nunca, la historia pone entre sus manos la oportunidad irrepetible de ser parte
de una majestuosa obra “La pedagogía nacional propia de las bolivianas y
bolivianos”. Eso supone una transformación, en el más amplio sentido de la
palabra, de todos los elementos que constituyen la educación y no sólo de una
simple reforma. He aquí la gran diferencia entre la Reforma Educativa de la
1565 y la Revolución Educativa de la actual Ley 070.
2. Sueños vs temores en el camino de la transformación
El
sentido profundo del nuevo Modelo Educativo, en concordancia con las políticas
de descolonización y transformación social del Estado Plurinacional, es la
descolonización política, ideológica, social, cultural y pedagógica de la
educación boliviana. Eso implica un proceso de transformación que debe partir
de un cambio personal profundo de las maestras/os, directoras/es y demás
autoridades educativas de niveles superiores. No se puede soñar y menos
procurar transformar la realidad cuando nuestros pensamientos y sentimientos
aún están permeados de elementos coloniales y colonizantes. En efecto, el primer
desafío es transformarse a sí mismo para luego transformar la realidad; ese es el
sueño de muchas maestras y maestros comprometidos con la transformación. Una
razón que despierta un impulso interior o, en términos de Freire, “el sueño político” de transformar su propia
práctica educativa según el enfoque y principios del nuevo Modelo Educativo.
Según
Freire y Shor (2014: 93), “Convertir en realidad un sueño político obliga a
realizar experiencias arriesgadas, pero, sino pasas por esas experiencias,
entonces no permites que tu sueño se haga realidad”. Por tanto,
contextualizando esta idea a nuestra realidad, transformar la práctica
educativa exige una aventura hacia lo desconocido, es internarse a un mundo
nuevo dejando atrás todo lo viejo de lo sabido
conocido y empezar una nueva experiencia. Eso supone correr muchos riesgos,
enfrentar muchos desafíos, superar el miedo a lo desconocido, a las críticas, a
las dificultades y fracasos; pero, como afirman los citados autores, el miedo
existe porque hay un sueño de transformar,
…el miedo es una señal de que estás haciendo bien tu trabajo de
transformación. Quiere decir que estás haciendo una oposición crítica,
atrayendo al statu quo a una
contienda que busca el cambio social. Tu sueño está entrando en la realidad, en
la historia, y eso provoca riesgos inevitables.
En
este entendido, un segundo desafío es vencer el miedo a transformarse para
transformar la realidad de la práctica educativa.
3. El miedo y la osadía de transformar(se)
En
épocas coloniales el reto era vencer el miedo y tener la osadía de implementar
una educación liberadora contraponiéndose a una sociedad oligarquizada, hoy el
desafío es transformar la enraizada realidad colonial educativa. El problema ya
no son las políticas colonizadoras, sino las mentalidades coloniales que
perviven en el subconsciente de las personas, que operan como aisladores entre
el discurso y la acción. Por eso, en muchos casos, aunque las leyes y
disposiciones superiores dicen una cosa, en la práctica se hace otra que contradice
a los principios y le enfoque del nuevo modelo. Como ejemplo se puede citar la
exigencia del porcentaje de temas avanzados, el cumplimiento del tradicional
horario de clases por periodos, la restricción de las salidas y desarrollo de
clases extra aula que son sólo algunas muestras de prácticas tradicionales que
perviven en la mentalidad colonizada de directoras y directores de unidades educativas
y autoridades comunitarias. El reto de la maestra o maestro transformador es tener
la osadía de sobreponerse a esas barreras para transformar su práctica
educativa en el marco del nuevo Modelo Educativo.
Sin
embargo, gracias al Programa de Formación Complementaria para Maestras y
Maestros (PROFOCOM) la mayor parte de las educadoras y educadores del país ya se
apropiaron de los elementos teóricos del modelo; lo que muy pocos hicieron es
concretarlos en la práctica educativa. En concreto nos referimos a la concreción
de los nuevos elementos curriculares, como el Proyecto Socioproductivo, la
temática orientadora, los objetivos holísticos, los ejes articuladores, las
orientaciones metodológicas y otros. En muchos casos se ha trabajado muy poco
en cuanto la nueva forma de planificar, desarrollar y evaluar el proceso
educativo, lo que en términos de los autores significa desestructurar la clase.
Para
esto se debe tomar como base la metodología Sociocomunitaria Productiva:
Práctica, Teoría, Valoración y Producción. Este es un elemento fundamental en
la transformación de la realidad educativa, ya que constituye el eje central
que articula el proceso educativo con la realidad, a lo que Freire denomina “Unir
el texto al contexto social”. Eso se da a través de tres elementos claves del
momento de la Práctica: Partir del contacto directo con la realidad, partir
desde la experiencia y la experimentación, que constituyen el punto de partida
y la base para la concreción del método dialógico y la producción de
conocimientos en la clase. Eh aquí el sentido transformador de la nueva
educación, que en palabras de Freire consiste en abrazar una pedagogía
liberadora, basada en el diálogo, y apartarse de la pedagogía tradicional, que
supone la transferencia de conocimientos del profesor al alumno.
4. El sueño y el fin de la transformación educativa
Después
de tantos siglos de vivir una educación colonial civilizatoria y desarraigada,
el sueño de todos y todas es concretar una educación pertinente con nuestra
realidad sociocultural y las características de cada comunidad. Por tanto, se
anhela una educación que parta desde la realidad y las experiencias locales, a
través de espacios dialógicos al interior del aula y fuera de ella, para desarrollar
y producir conocimientos desde el diálogo de saberes y conocimientos locales y
universales. En este entendido, la práctica educativa transforma su sentido
educativo, donde el maestro asume el rol de orientador de una educación
liberadora. Las metodologías reivindican
una educación Sociocomunitaria y Productiva que, si bien no podrá por sí sola
transformar la realidad, pero será capaz de estimular la autonomía y el
pensamiento crítico de las y los estudiantes, quienes transformarán la realidad
en la que viven.
Bibliografía:
Freire y Shor (2014) "Miedo y osadía". La cotidianidad del docente que se arriesga a practicar una pedagogía transformadora. Ed. Siglo XXI Editores. Buenos Aires.
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